Siguiendo por la calle de la ribera nos encontramos con la calle del perro, muy estrecha y tradicional como todas las que forman parte de este casco antiguo. En la esquina de esta calle, justo antes de cruzarse con la calle posta y convertirse en la calle banco de España se encuentra la conocida fuente del perro.
La fecha exacta de la edificación de esta fuente nos es desconocida, aunque en 1800 fue reparada por Juan Bautista de Orueta y Miguel de Maruri, técnicos reconocidos en su momento y que participaron en numerosas pericias y trabajos para las Instituciones públicas de la Villa y el Señorío. El arquitecto jefe de la obra fue Juan Bautista, mientras que Maruri superviso todo el proyecto.
Antes de esta reparación la fuente era muy distinta a la actual y recibía el nombre de “chorros de San Miguel” como la calle en la que estaba edificada. Su uso estaba reservado exclusivamente para el ganado que se adentraba en la villa en dirección al mercado. Muy cercana a esta se encontraba la fuente del meridiano ( llamada así por señalar la línea astronómica que se situaba sobre el Municipio) ubicada en el actual parque del arenal. El paso del tiempo y los malos cuidados que se le proporcionaron a esta última propiciaron su desaparición completa. Es este hecho el que impide datar la creación de la fuente del perro y conseguir más información antes de la reparación de 1800.
Con la nueva reforma, la rebautizada fuente del perro siguió la influencia del estilo neoclásico, muy común en aquella época. Técnicamente se la define como “ una arquería de tres paneles rematados con frontón”. La fuente de pequeño tamaño está separada en tres arcos. En el centro de cada uno se haya un caño (3 en total) con la forma de la cabeza de un león intentando imitar el estilo egipcio. Mas abajo, se encuentra la pileta, imitando un sarcófago.
Con esta nueva reforma, el uso de esta se limitó a calmar la sed de los ciudadanos que pasaban por sus alrededores. Estos, al no haber visto nunca un león, confundieron la forma de los caños con la cabeza de unos perros, por lo tanto, en vez de llamarse la fuente de los leones (como estaba previamente establecido) pasó a llamarse la fuente del perro, que más tarde dió nombre a la calle en la que se encuentra. Hablamos por tanto de una de las fuentes más antiguas de la ciudad. Una fuente urbana de estilo neoclásico en una arquería de tres paneles rematados con frontón. Uno de los lugares más emblemáticos de la parte vieja de Bilbao.