Una gabarra o barcaza es un barco de suelo plano construido principalmente para el transporte de bienes pesados a lo largo de ríos y canales. Habitualmente las gabarras no son autopropulsadas y necesitan ser movidas por un bote remolcador que tire de ellas o las empuje. Las gabarras comenzaron utilizándose en canales, siendo remolcadas por animales de tiro que iban por un camino adyacente.
Corría el 2 de mayo de 1983 cuando el Athletic se proclamó campeón de Liga por séptima vez en su historia. Por aquel entonces presidía el club Pedro Aurtenetxe y por si acaso, su directiva comenzó a preparar una celebración especial. Uno de sus integrantes, Cecilio Gerrikabeitia, había presenciado muchas veces los triunfos del Athletic y pensó que la explanada del Ayuntamiento, tradicional punto de encuentro entre los jugadores y los aficionados, se quedaba pequeña. Fue una canción la que le dio la idea. "Por el río Nervión, bajaba una gabarra", dice el tradicional estribillo que convirtió esta embarcación en el símbolo de los triunfos rojiblancos.
Cerca de un millón de personas salieron a su encuentro en los márgenes de la Ría. Nunca se había visto nada igual. Salieron del club Marítimo a las cuatro de la tarde arrastrados por el remolcador y emprendieron la marcha hacia el puente de San Antón acompañados por la Sotera, la Bizkaitarra, Isuntza y el resto de traineras vizcaínas además de un sinfín de gasolinos, remolcadores, balandros y botes.
Toda Vizcaya parecía estar allí: los monos azules de Altos Hornos teñían la margen izquierda, los trabajadores de los astilleros saludaban desde el enorme Guadalupe Victoria II, los niños, que este 3 de mayo día tuvieron fiesta, y hasta los universitarios, que declararon la huelga del alirón. Tres horas de trayecto que quedaron en la memoria de aficionados y jugadores para siempre.
Así fue. Sólo un año después, los leones volvieron a la Ría para celebrar otro triunfo apoteósico. En esta ocasión, un campeonato de Liga aderezado con la Copa del Rey ganada al Barcelona de Maradona. La final de la tremenda tángana. Bilbao, por fin, podía olvidar por unas horas las terribles inundaciones que nueve meses antes habían ahogado la alegría de la primera gabarra. La gabarra se unía así a la tradición de contar sólo con jugadores de la casa, la ofrenda floral a Pichichi o el propio estadio de San Mamés. Una tradición que sólo cuenta con 35 años de vida, que sólo se ha celebrado en dos ocasiones pero que ha calado profundamente. En el Athletic, ganar un título se dice sacar la gabarra.