Eguzkilore: La flor protectora de los vascos


style=


Como les contabamos en nuestras redes sociales, la Eguzkilore o flor del sol, es mas que solo una decoración, sino que se trata en sí de un símbolo tradicional y protector que se suele colgar en las entradas de las casas y baserris (caseríos en euskera) de todo Euskal Herria. como una representación del sol. Las funciones que desempeña son las misma que se le atribuyen a aquel astro: ahuyentar a los malos espíritus, impedir la entrada a las brujas, a los genios de las enfermedades, de la tempestad, del rayo, etc. Podemos decir que nuestra Eguzkilore es la imagen de la paz y del desarrollo!


Cuenta la leyenda que hace miles y miles de años… cuando los hombres comenzaron a poblar la tierra, se encontraban inmersos en la gran oscuridad. Asustados por los numerosos genios que salían de las entrañas de la tierra en forma de toros de fuego, caballos voladores, enormes dragones… los hombres en su desesperación, decidieron pedir ayuda a la Tierra de forma constante.  

– Amalur, Madre Tierra, te pedimos que nos protejas de las criaturas que nos acechan.

– Hijos míos -les dijo la Madre Tierra- crearé un ser luminoso al que llamaréis Luna.

Y la Tierra creó la Luna.

Al principio, las criaturas se asustaron y permanecieron en sus cuevas sin atreverse a salir, pero no tardaron en acostumbrarse a la luz de la Luna. Una vez más los seres humanos acudieron a la Tierra:

– Amalur, Madre Tierra, gracias por crear la Luna, pero aún necesitamos algo más poderoso, puesto que las criaturas no dejan de acosarnos.

– De acuerdo -respondió la Madre Tierra- crearé un ser todavía más luminoso al que llamaréis Sol. El Sol será el día y la Luna, la noche.


Los seres humanos se alegraron, el Sol era tan luminoso y caliente que gracias a él, crecieron las plantas. Sin embargo, las criaturas y las brujas no pudieron acostumbrarse a la claridad del día y solo pudieron salir de noche. Angustiados los seres humanos, pidieron nuevamente ayuda a la Tierra:

– Amalur, Madre Tierra, estamos muy agradecidos por tus regalos, la Luna y el Sol, pero aún necesitamos algo más. Durante el día no tenemos temor, pero al llegar la noche las criaturas salen de sus cuevas y nos acechan en las sombras.

De nuevo, Amalur escucho sus súplicas.

– Está bien. Voy a ayudaros una vez más, pero está será la última. Crearé para vosotros una flor tan hermosa que, al verla, las criaturas de la noche creerán que es el propio Sol y os dejarán tranquilos.

Y la Tierra creó la flor del Sol, Eguzkilore, que hasta nuestros días defiende las casas de los malos espíritus, las brujas, las lamias, los genios, la enfermedad, la tempestad y el rayo.